¿Cómo recuperar la salud de un caballo demacrado?

yegua-recuperada-0Un porcentaje cada vez más numeroso de las consultas sobre nutrición equina que recibimos en Covaza procede, lamentablemente, de clientes que han comprado o se han hecho cargo de un caballo en unas condiciones físicas deplorables. Algo que, por cierto, habla muy bien de estos amigos, que demuestran amar y respetar realmente a los animales.

Cuando tenemos ante nosotros un caballo al que, como popularmente se dice, podemos contar cada uno de los huesos, con una cabeza desproporcionadamente grande en comparación con el cuerpo y en posición sumisa, cuyas orejas apenas se mueven para percibir lo que ocurre a su alrededor, con ojos tristes, aburridos y sin expresión, que no interactúa con el resto de la manada, que no mueve la cola y la tiene siempre baja… estamos ante un caballo “muerto de hambre”, por duro que suene.

La gravedad del problema nos ha animado a escribir este artículo, que puede ayudar a recuperar a estos animales, y que dedicamos de un modo especial a aquellas personas que o bien trabajáis en centros de rescate de caballos o individualmente habéis apostado por dar una segunda oportunidad a los equinos que se hallan en esta situación. Gracias, en nombre de todos los que amamos a los caballos, por vuestro empeño en darles la vida que merecen.

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Yegua hispano-árabe de 9 años cuando llegó, en condiciones deplorables,  al Club Hípico El Saytón, clientes y amigos de Covaza.

¿Cómo realimentar un caballo demacrado?

Un grupo de investigadores de la Universidad de California Davis* ha desarrollado, tras un exhaustivo trabajo de campo,
unas recomendaciones de manejo para realimentar un caballo demacrado.

Su objetivo era reducir al mínimo el denominado “síndrome de realimentación” que pueden provocar las dietas calóricas concentradas en animales que han pasado hambre y que pueden derivar en insuficiencia cardiaca, renal o respiratoria después de 3 a 5 días de la comida inicial.

El programa que recomiendan para recuperar a un caballo demacrado (que exige una báscula para pesar el alimento) se divide en tres fases:

Días 1 – 3:

Suministrar cada 4 horas 0’5 kg de heno de alfalfa de buena calidad (total: 6 veces al día). Contactar con un veterinario para evaluar el estado de salud del caballo.

Días 4 – 10:

Lentamente, aumentar la cantidad de alfalfa de cada toma y reducir el número de tomas, de manera que en el día 6 hay que suministrar 2 kg de heno de alfalfa cada 8 horas (un total de 6 kg de heno de alfalfa al día).

Día 10 y durante varios meses:

Suministrar tanta alfalfa como el caballo pueda comer y reducir las tomas a dos veces al día.

Proporcionar un bloque de sales minerales.

No suministrar alimentos concentrados (granos de cereales, piensos…) hasta que el caballo no esté bien recuperado (cuidado: hacerlo prematuramente puede complicar la recuperación metabólica normal y ocasionar la muerte).

Se debe proporcionar al caballo agua limpia y fresca constantemente.

Una buena recuperación pasa también por una desparasitación correcta y una revisión dental adecuada.

Se pueden añadir otros tipos de heno, como el de hierbas, después de las dos primeras semanas, pero lentamente.

La mejor manera de introducir de nuevo un alimento en la dieta equina es, como concluye el estudio, a base de pequeñas y frecuentes cantidades de heno de alfalfa de buena calidad, que se caracteriza por ser frondosa, de tallos finos y exenta de polvo y mohos. Su contenido en proteína está entre el 16%-17%.

El caballo mostrará signos de recuperación en las siguientes dos semanas al inicio del programa. El movimiento de las orejas, cola y cabeza y la expresión de los ojos serán los primeros síntomas de mejora que detectaremos.

El aumento de peso lo podremos apreciar en el transcurso de un mes, pero necesitaremos de tres a cinco para recuperar el caballo por completo hasta llegar a su condición corporal adecuada.

En todo este periodo es conveniente la revisión de un veterinario y de un nutricionista equino por si surgiera algún imprevisto.

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Tras un completo plan de recuperación, la yegua  no solo alcanzó una condición corporal óptima, sino que, además, estos grandes profesionales de El Saytón la están preparando para competir en enganche

Dietas descartadas

Además de la dieta de heno de alfalfa, los investigadores norteamericanos implementaron la dieta de pienso completo y la de heno de avena.

La primera, al tener un mayor nivel de carbohidratos, hizo que la liberación de insulina fuera mayor. Aunque la función de ésta es facilitar la absorción de los carbohidratos a través del torrente sanguíneo y almacenarlos en las células para su uso como energía en el futuro, también provoca que baje el contenido de los electrolitos fósforo y magnesio aportados por la circulación a las células. Esta deficiencia puede desembocar en fallos cardiacos, renales y respiratorios. El efecto no se puede detectar en los primeros días de suministro de esta ración, pero pueden aparecer después de algunos días o semanas por la continua segregación de insulina y la baja cantidad de electrolitos necesaria para el correcto funcionamiento del organismo.

Por su parte, la dieta a base de heno de avena era muy voluminosa (las tres dietas debían aportar las mismas calorías), y eso produjo diarreas en algunos caballos. Además, algunos nutrientes esenciales como el fósforo y el magnesio eran bajos en comparación con las otras dos.

Como ya hemos destacado, la dieta finalmente recomendada por los investigadores, a base de heno de alfalfa, fue la que mejores resultados dio debido su alto nivel de proteína de calidad y los electrolitos fósforo y magnesio. Tengamos en cuenta también que esta dieta, por su bajo aporte en almidón, minimizó la respuesta a la insulina.

Los peligros de la inanición

En un proceso metabólico normal el caballo utiliza sus reservas de hidratos de carbono y posteriormente sus reservas grasas para generar energía, necesaria para realizar distintas funciones. Estas reservas se vuelven a reponer a través de los nutrientes contenidos en los alimentos, y este ciclo es constante.

Cuando el suministro de alimentos cesa, lo hacen también los aportes de nutrientes, y en ese momento la energía comienza a generarse desde la utilización de las proteínas.

Así como en el organismo hay depósitos de almacenamiento para los hidratos de carbono y las grasas, no ocurre lo mismo con las proteínas. Éstas componen los músculos y todos los tejidos. Entonces se inicia un deterioro de los músculos y de los tejidos. A medida que va pasando el tiempo, la supervivencia del caballo está más comprometida. Cuando el caballo pierde más del 50% de su peso el pronóstico de supervivencia es muy bajo.

 

*Fuente: artículo científico de una especialista en bienestar animal en la Universidad Davis de California, sobre una investigación basada en la realimentación y rehabilitación de caballos demacrados. Carolyn Stull, MS, PhD– Reprinted from The Horse Report with permission from the Center for Equine Health, School of Veterinary Medicine, University of California, Davis. Aug 21, 2012

Los aceites: los grandes aliados energéticos de los caballos

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¿Qué ocurre en la dieta de un caballo cuando lo tenemos en un box (en un paddock en el mejor de los casos) y lo sometemos a un programa de entrenamiento para competir con él?

Está claro que los caballos son eminentemente herbívoros y su fisiología digestiva está diseñada para comer cada día, y durante largas horas, importantes cantidades de hierba, alimento con bajo contenido energético. Pero este tipo de alimentación es el de los caballos salvajes, no el de los caballos en competición.

Cuando un caballo entrena, la consecuencia inmediata es que necesitará un aporte energético mayor, porque con una dieta a base de forrajes no satisfaremos sus necesidades de energía extra.

Pues bien, ¿dónde podremos recurrir para obtener dicho aporte extra? La respuesta es en el grupo de los aceites vegetales, que no solo son compañeros casi imprescindibles cuando pensamos en la competición, sino que aportan un plus importante de salud a nuestro caballo. Lo explicamos a lo largo del artículo.

Pero, ¿por qué optar por aceites vegetales en vez de por proteínas o cereales para obtener esta energía extra para nuestro caballo?

Es cierto que tradicionalmente hemos acudido a los cereales, cuya característica principal es su aporte en hidratos de carbono, especialmente en almidón. Pero los cereales en sí muestran varios inconvenientes y desequilibrios nutricionales. Cabe destacar que los cereales en grano (excepto la avena) tienen una digestibilidad muy baja, por lo que es necesario procesarlos de alguna manera, bien sea moliéndolos, aplastándolos (tanto por vía fría como por calor) o extrusionándolos (pellets o extrusionados). En cuanto a desequilibrios nutricionales, el más importante es su relación Ca:P (Calcio:Fósforo) que, además de estar invertida, está descompensada.

Otra fuente a la que podemos recurrir son los alimentos altos en proteínas como la soja, el girasol, los guisantes o la colza, pero está demostrado que en el metabolismo equino la transformación de la proteína en energía es bastante ineficiente, además de producir urea (amoniaco) como residuo, un elemento bastante desaconsejable en cualquier organismo animal.

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Ventajas de los aceites para nuestros caballos

En el grupo de las grasas, o los aceites, es donde los nutricionistas equinos nos hemos centrado mucho durante los últimos años. Las causas son múltiples. A saber:

Los aceites vegetales son bien aceptados por los caballos en sus dietas, además de aportar un nivel de calorías muy importante:

por término medio, 1 gramo de hidratos de carbono proporciona al organismo 4’1 calorías, al igual que 1 gramo de proteína. Sin embargo, 1 gramo de grasa proporciona por término medio 9’3 calorías. Por lo tanto, podemos afirmar que las grasas aportan más de 2’25 veces más energía que los hidratos de carbono y las proteínas. Por ese motivo la inclusión de niveles altos de grasas (vegetales) / aceites (también vegetales) es más que aconsejable en las dietas de nuestros caballos.

Además, si tuviéramos la posibilidad de observar una célula al microscopio, veríamos que su membrana está formada por tres capas: la más externa es una capa de grasa, la intermedia es una capa formada por proteína y la capa interna está formada por grasa también, razón por la que se la denomina membrana bilipídica.
Si mantenemos bien alimentada y en buen estado esa membrana, favoreceremos la salud, el sistema inmune y, por lo tanto, el rendimiento de nuestro caballo.

En verano

Al incluir aceites, podremos rebajar la cantidad de concentrado o pienso que suministramos a los caballos sin tocar el aporte de forrajes, que siempre ha de ser abundante.

En invierno

Si incluimos a la ración diaria de nuestro caballo una cantidad determinada de aceite, aumentamos de manera segura la energía de esa ración. Por ejemplo, si añadimos 100 ml de aceite vegetal a la ración, aportamos automáticamente 800 Kcal. Teniendo en cuenta que 1 kg de alfalfa aporta 1.800 Kcal por término medio, podemos ver la importante aportación calórica de los aceites.

Los aceites, así mismo, contienen entre otros ácidos grasos esenciales ácido linoleico (w6) y linolénico (w3) que, en dietas basadas en cereales, son bastante deficientes. Ambos mejoran la calidad de la piel y el pelo, previenen irritaciones dérmicas (eccemas) -sobre todo en el verano-, regulan y mejoran el sistema inmunitario, aportan flexibilidad muscular para el ejercicio, aseguran la integridad de los tejidos y garantizan el correcto desarrollo y mantenimiento celular favoreciendo las funciones fisiológicas del organismo. Diversos estudios han demostrado, además, que el w3 tiene propiedades antiinflamatorias naturales y evita la acumulación de ácido láctico.

Ya hace muchos años (1929) se realizó un experimento que dio a conocer la gran importancia que desempeñaban los lípidos (aceites y grasas) en el organismo animal. Se suministró una dieta absolutamente desprovista de lípidos a un conjunto de animales. Al poco tiempo se observaron desarreglos en el crecimiento y en el trofismo cutáneo (piel costrosa y escamosa). La adición de unas pequeñas cantidades de ácidos grasos insaturados como el w6 y el w3 hizo desaparecer rápidamente el cuadro morboso. Por eso a estos ácidos se les atribuyó una función análoga a la de las vitaminas. Recordemos, además, que las grasas son el vehículo a través del cual pasan al organismo las importantes vitaminas liposolubes (A, D, K, E).

La conclusión es clara:

los aceites vegetales, como Glycoil o  LinoMax3  de Covaza son una rica fuente de energía segura y de liberación lenta que retrasan la aparición de la fatiga en el ejercicio, favorecen el tránsito intestinal, refuerzan el sistema inmune y protegen de trastornos al sistema digestivo de nuestros caballos.

 

¿Mi caballo está gordo o delgado? Consigue el equilibrio con la escala Hennecke

Un caballo más gordo no es un caballo más saludable. Esta confusión, habitual entre muchos aficionados, provoca caballos sobrealimentados y, por tanto, riesgos serios para su salud. Igualmente, un caballo muy delgado tampoco es un caballo saludable.

El mejor método para alcanzar el equilibrio óptimo de grasa corporal en los caballos es una buena evaluación de su estado actual, que combina la escala Hennecke y el pesado de nuestro caballo atendiendo a su nivel de actividad. De ese modo, sabremos qué cantidad de alimento debemos suministrarle.

La cantidad de grasa para cada tipo de caballo se puede medir con la escala Hennecke, un método visual y manual para evaluar la cantidad de grasa corporal de un caballo, desarrollado en la Universidad de A&M de Texas por el D. D.R. Hennecke y colaboradores.

Zonas de observación

Este método de puntuación del estado corporal se basa en la observación de las siguientes zonas anatómicas de nuestros caballos:

1-La parte superior del cuello.  2-Detrás del hombro.    3-La cruz.   4-El pliegue del dorso.    5-Las costillas.   6-Alrededor de la base de la cola.

Zonas de evaluación de la escala Hennecke

En estas zonas es donde nuestro caballo deposita y almacena primero la grasa corporal. Según la raza y tipo corporal de caballo se almacena grasa más en unas que en otras. Por eso hay que evaluar todas las zonas.

La puntuación del estado corporal varía de 1 a 9, siendo la puntuación 1 equivalente a un animal con emaciación (adelgazamiento patológico) sin almacenamiento graso alguno, y la 9 un animal extremadamente gordo.

Lo ideal es una puntuación de entre 3 y 5 según edad y tipología del caballo. Así los potros tienen su puntuación óptima entre 3,5 y 4. Las razas más ligeras, entre 4 y 4,5. Y los caballos más pesados, en 5. También hay disciplinas deportivas que recomiendan escalas diferentes: como un caballo de carreras cuya condición corporal óptima debería estar entre el 3,5 y 4.

Puntúa a tu caballo con la Escala Hennecke

1- Con extrema emaciación (adelgazamiento patológico)

Se observa una proyección destacada de las apófisis espinosas, las costillas y la base de la cola así como también de las puntas óseas.

Las estructuras óseas de la cruz, los hombros y el cuello se visualizan con facilidad.

No se encuentra tejido graso.

2- Caballo muy delgado o emaciado

Se puede observar una mínima capa de grasa a nivel de la base de las apófisis espinosas, las apófisis transversas de las vértebras lumbares se perciben redondeadas.

Las apófisis espinosas, las costillas, la base de la cola y las puntas óseas son prominentes.

Es posible apreciar diferencias débilmente las estructuras de la cruz, los hombros y el cuello.

3- Caballo delgado

La grasa abarca la mitad de las apófisis espinosas; las apófisis transversas no se pueden percibir.

Hay una ligera cobertura sobre las costillas.

Apófisis espinosas y costillas se distinguen con facilidad.

La base de la cola es prominente pero no se pueden distinguir con facilidad las vértebras individuales.

Puntas óseas aparecen redondeadas pero siguen identificándose con facilidad.

La cruz, los hombros y el cuello están acentuados.

 4- Caballo moderadamente delgado

No hay pliegue a lo largo del dorso del caballo.

Se va perdiendo el delineamiento externo de las costillas.

La prominencia de la base de la cola depende de la conformación, pudiendo percibirse grasa alrededor de la misma.

Los huesos puntiagudos no son identificables.

La cruz, los hombros y el cuello no muestran una delgadez obvia.

Caballo moderadamente flaco

Caballo entre 3 y 4 de la escala.

5- Moderado

Dorso nivelado.

Las costillas del caballo no pueden diferenciarse visualmente pero pueden palparse con facilidad.

Grasa alrededor de la base de la cola comienza a notarse esponjosa.

La cruz aparece redondeada sobre la zona de las apófisis espinosas.

Hombros y cuello se unen al cuerpo sin diferenciación.

El mismo caballo ahora en un nivel 5 de la escala.

6- Caballo moderadamente gordo

Puede observarse la formación de ligeros pliegues en el dorso del caballo.

Sobre las costillas la grasa se percibe esponjosa y con cuerpo.

La grasa localizada alrededor de la base de la cola se percibe blanda.

Comienza a depositarse la grasa junto a los lados de la cruz, detrás de los hombros y junto a los lados del cuello.

7- Caballo gordo

Puede haber pliegues en el dorso del caballo.

Se pueden percibir costillas individuales, pero también se nota un relleno adiposo entre las mismas.

La grasa alrededor de la base de la cola es blanda y además se deposita junto a la cruz, detrás de los hombros y en el cuello.

8- Caballo obeso

Presencia de pliegues en el dorso.

Dificultades para notar las costillas.

La grasa localizada alrededor de la base de la cola es muy blanda.

El área junto a la cruz y detrás de los hombros está rellena con grasa.

Notable engrosamiento del cuello.

Hay depósitos de grasa en la cara interna de los muslos.

9- Extremadamente obeso

Obvios pliegues en el dorso.

Hay acumulación de grasa sobre las costillas.

Se observa un abultamiento de grasa alrededor de la base de la cola, junto a la cruz, detrás de los hombros y junto al cuello.

La grasa localizada en la cara interna de los muslos provoca rozamiento.

Los flancos están rellenos con grasa.

Una vez determinado el estado corporal del caballo con la escala Hennecke, debemos pesarlo para tener una referencia, y debemos también ajustar la alimentación y el ejercicio necesarios para mantener la puntuación (en caso de que sea correcta) o para modificarla, en caso contrario.

Es decir:

Primero, mido con la escala Hennecke.

Segundo:

Si es correcta la condición corporal, o es la que deseamos, peso al caballo para saber la cantidad de alimento a suministrarle, atendiendo también a factores como el tipo y frecuencia de la actividad que desarrolle, la edad y el entorno (si está confinado en un box o en un paddock).

Si no es correcta la condición corporal, debo ajustar ejercicio y alimentación para alcanzarla. Pregunta a tu nutricionista de confianza si tienes cualquier duda al respecto.

Recuerda que el mejor sistema para pesar a tu caballo es en una báscula. Pero si no es posible, tienes otros métodos que te explicamos en calcular el peso del caballo.

Vigilando de manera regular el estado de nuestro caballo podremos ajustar adecuadamente un programa de alimentación y ejercicio para mantenerlo en el estado deseado.

Y cuidado con los caballos sobrealimentados

Muchos aficionados quieren tener el caballo más gordo, creyendo que así está más bonito.

Demasiadas veces nos encontramos con caballos sobrealimentados y, lo más peligroso, faltos de una pauta regular de ejercicio que se aumenta o reduce progresivamente. Estos caballos se ejercitan solo una o dos veces por semana o, peor aún, se les da una paliza a trabajar el fin de semana.

El concepto de “gordo” es bastante subjetivo. Si el propietario cree que a su caballo le falta peso, aumenta su ración. Pero muchas veces el caballo está en su peso correcto y lo que tendría que aumentar son las horas de estar suelto en un picadero o en un padock, o bien procurarle más ejercicio y, entonces sí, aumentarle un poco la ración.

A veces queremos solucionar los problemas del estado corporal del caballo pensando únicamente en la parte de la nutrición e ignorando por completo la parte del ejercicio, del movimiento, que es básica para que nuestro caballo se desarrolle y se mantenga en óptimas condiciones de salud y bienestar.

Artículo relacionado: ¿Cómo recuperar la salud de un caballo demacrado?

Hidratación extra para los caballos con Covaza Tecnofiber AWW.

Para reponer las pérdidas de líquido y sales minerales en nuestros caballos, debemos poner todos los medios para que beban, y beban bien.
Los caballos deben tener agua fresca y limpia a libre disposición. Pero, además, nosotros tenemos que incentivar que se hidraten. Por ejemplo, remojando el forraje.
Pensemos que, en condiciones normales, un caballo adulto necesita para su mantenimiento aproximadamente 5 litros por cada 100 kg de peso vivo, y esta necesidad de agua se puede multiplicar hasta tres veces en días muy calurosos.

Con el objetivo de proporcionar una hidratación extra a los caballos, Covaza ha creado un pienso específico: Covaza Tecnofiber AWW.

Este pienso, que siempre debemos remojar antes de servirlo a nuestros caballos, les proporciona una hidratación extra, además de aportarles gran parte de los beneficios nutricionales del clásico Covaza Tecnofiber.
Si elegimos beneficiarnos de las ventajas de Covaza Tecnofiber AWW, es imprescindible seguir las siguientes instrucciones de uso:

Sustituimos parte del pienso habitual que proporcionamos a nuestro caballo por tecnofiber AWW hidratado del modo en que se explica a continuación. Y los dos piensos se sirven en dos tomas separadas.

¿Cómo se hidrata el Tecnofiber AWW? Ponemos el pienso en un recipiente, añadimos el doble de agua que de pienso, esperamos entre tres y cinco minutos a que se hidrate, removemos y damos a continuación a nuestro caballo esta papilla refrescante o este reconfortante puré (según la temperatura del agua que añadamos -fresca o templada- en función de la estación en la que nos hallemos). Con ello, le habremos proporcionado una buena dosis de agua y fibra vegetal equivalente al uso de hierba fresca.

 

Preparación de Tecnofiber AWW paso a paso

Preparamos la dosis de Tecnofiber AWW en un recipiente.

Añadimos el doble de agua.
Por ejemplo para 1 Kg. Tecnofiber AWW añadimos 2 litros de agua.

Dejamos reposar de 3 a 5 mínutos.

Removemos.

Y servimos a nuestro caballo.

No olvide recoger el resto en caso de que no lo haya consumido en su totalidad.

Muy importante: este producto, que contiene pulpa de remolacha, nunca debe suministrarse en seco, ni habiéndose resecado tras su hidratación.
Para evitar estas situaciones, es conveniente retirar el pienso que el caballo no consuma.

Por sus especiales características, este cambio en la ración del pienso para nuestro caballo no constituye riesgo alguno. Cuando volvamos a incrementar la cantidad de nuestro pienso habitual, lo haremos progresivamente.

En el caso de que nuestro caballo se halle en una situación de reposo o convalecencia, se puede sustituir al 100% el pienso habitual por tecnofiber AWW, sin olvidarnos de proporcionarle forraje de buena calidad.

VER TECNOFIBER AWW

 

 

Cuidados del caballo durante una ola de calor

Nuestros caballos son seres especialmente sensibles a los cambios de clima, y más si son extremos.
En días de mucho calor, debemos vigilar todavía con más atención una serie de puntos básicos para evitar problemas graves.

Yegua galopando al sol

El caballo se deshidrata con facilidad a elevadas temperaturas y según su entorno y actividad.
Con la sudoración, además de agua, se pierde una cantidad importante de minerales fundamentales como el sodio, cloro, potasio, calcio y magnesio, es decir electrolitos, que, junto con otras sustancias químicas, desarrollan funciones bioquímicas básicas como la contracción muscular y la función intestinal.
Por ejemplo, una pérdida de sodio afecta a la contracción muscular y el caballo tiende a la fatiga y baja su rendimiento. El sodio también ayuda a retener los líquidos corporales para que el caballo no se deshidrate.
Una pérdida relevante de cloro produce una alteración neuromuscular que conduce a calambres, reducción de la función intestinal y arritmias cardiacas ocasionales.
Una pérdida de potasio puede comprometer la contracción muscular, tanto esquelética como cardíaca, y provocar una reducción del volumen de las arterias que transportan el oxígeno a los tejidos, lo que puede desembocar en fatiga y, en el peor de los casos, producir mioglobinuria.

Se trata, pues, de consecuencias muy peligrosas para la salud de nuestros caballos. En momentos de calor extremo, puede ocurrir que no sean capaces de reponer adecuadamente los niveles de estos minerales.
Y, para evitarlo, compartimos una serie de pautas que van desde la hidratación, a la suplementación de electrolitos, pasando por la alimentación y hasta el cuidado del entorno.

1.-Hidratación

potros bebiendo aguaPara reponer las pérdidas de líquido y sales minerales, debemos poner todos los medios para que el caballo beba, y beba bien.
Los caballos deben tener agua fresca y limpia a libre disposición en bebederos limpios, cuyo buen funcionamiento debemos vigilar.
Tenemos que incentivar el consumo de agua de nuestros caballos.
Por ejemplo, remojando el forraje o preparando papillas frescas con el pellet que habitualmente consuman. Pensemos que, en condiciones normales, un caballo adulto para su mantenimiento necesita aproximadamente 5 litros por cada 100 kg de pesos vivo. Esta necesidad de agua se puede multiplicar hasta tres veces en días muy calurosos.

2.-Electrolitos extra

En momentos de calor extremo, es conveniente proporcionar a nuestro caballo una fuente adicional de electrolitos.
En Covaza hemos formulado Vitaminer, un producto complementario al pienso con un aporte suplementario de estos minerales esenciales.

Bote de Vitaminer-electrolitos de 10kg

Covaza Vitaminer Electrolitos

 

3.- La clave del forraje

Caballos comiendo alfalfa

Siempre, pero especialmente con el calor, hay que proporcionar a los caballos una cantidad adecuada de forraje:
entre el 1’5% y el 2% del peso vivo del caballo.

4.- Reducir el pienso

Cuando llega el calor, es conveniente reducir el aporte de pienso en la dieta diaria del caballo, hasta un 25%. Si el caballo está trabajando, podemos compensar el menor aporte energético que supone esa reducción de la dieta a través de fuentes de grasa vegetal. En Covaza contamos con un producto formulado para ello, Glycoil.
Por ejemplo, para un caballo de 450-500 Kg podríamos añadir entre 100 y 200 ml de Glycoil a la dieta, previamente reducida en pienso, del caballo para restablecer el nivel energético de la ración.

Además en Covaza disponemos de Tecnofiber AWW. un pienso especial  que aporta una alta dosis de fibra y agua al ser un pienso diseñado para ser hidratado previamente. Para su uso sustituiremos una parte del pienso habitual por Tecnofiber AWW. Ver instrucciones de uso en Tecnofiber AWW

5.- Sentido común

Es fundamental mantener un entorno con suficiente sombraje, limpio y ventilado, así como reducir la carga de trabajo si el calor es extremo, y evitar el ejercicio en los momentos más calurosos del día.

Para tener una visión más amplia de la alimentación y cuidados del caballo en el verano consulta nuestro artículo «Contra los cólicos en verano».

Los aceites vegetales: aliados para luchar contra los cólicos de los caballos

aceites vegetales y pienso

Causas de los cólicos en los caballos

De todos es sabido que la mayoría de los cólicos que sufren los caballos en verano obedecen básicamente a la deshidratación, pero hay otros factores sobre los que también podemos influir para prevenir, en la medida de lo posible, esta temida patología.

Uno de ellos es un posible exceso de pienso en la dieta diaria de nuestro caballo. Pensemos que, en raciones basadas en cereales y, por lo tanto, en niveles de almidón altos, el riesgo de fermentación del pienso o producción de gases en el estómago o intestino grueso (que provoca cólicos) es más elevado, sobre todo en caballos en régimen de estabulación permanente (aprovechamos para recordar que, en verano, estar en un box las 24 h del día supone al caballo un estrés térmico elevado, y ello también puede ser causa de cólico).

Retomando el asunto de la nutrición: el forraje debe ser siempre la base de la alimentación de los caballos, y en verano debemos seguir suministrándoselo en las cantidades habituales. Es decir: de modo abundante. Pero, en época estival debemos reducir el pienso (que no deja de ser un alimento complementario) un 20%, o incluso un 25%, especialmente en los días en los que el calor es extremo.

Pero, ¿cómo compensamos la disminución del nivel energético que se produce en la ración diaria del caballo cuando reducimos la cantidad de pienso que le suministramos? Un modo seguro y eficaz es mediante la inclusión de los aceites vegetales en su dieta.

¿Y en qué cantidades? Depende de los casos. Podríamos ir desde 10 ml de aceite vegetal por cada 100 Kg de peso vivo al día, hasta 100 ml por cada 100 Kg. Como referencia, diversos estudios científicos demuestran que hasta un máximo del 10% de la ración de pienso diaria la podemos sustituir por aceites vegetales. Por ejemplo, para un caballo de peso vivo 500 Kg, que come diariamente entre 4 o 5 Kg de pienso podríamos añadir a su dieta (siempre tras la mencionada reducción de entre un 20%-25% del pienso) unos 400 ml a 500 ml.

Más beneficios de los aceites vegetales

Además de actuar como excelentes aliados en la lucha contra los cólicos, los aceites vegetales que se incorporan a la dieta de nuestro caballo en verano aportan múltiples beneficios a su salud, siempre dentro de una estrategia correcta de alimentación. Entre ellos: previenen irritaciones dérmicas (eccemas) en el caballo (sobre todo en el verano), regulan y mejoran el sistema inmunitario, aportan flexibilidad muscular para el ejercicio, aseguran la integridad de los tejidos y garantizan el correcto desarrollo y mantenimiento celular favoreciendo todas las funciones fisiológicas del organismo.

Como siempre, cuando hablamos de alimentación equina, es importante que elijamos con criterio el producto que vamos a incluir en la dieta diaria de nuestro caballo. En Covaza Nutrición Equina ofrecemos un aceite natural de gran calidad, Glycoil, con un perfil equilibrado de ácidos grasos esenciales: Omega 3, 6 y 9.  

También disponemos de nuestro aceite LinoMax3 a base aceite de linaza 100%.

 
 
Glycoil es un producto natural a base de aceites vegetales, con un perfil equilibrado de ácidos grasos esenciales. Omega 3, 6 y 9.

 

 

 

 

 

 

 

 

 
LinoMax3 es aceite de linaza 100%, no OGM.
Con un alto contenido en Omega 3, aporta también los ácidos grasos Omega 6 y Omega 9

 

Y, no lo olvidemos:

el cólico es uno de los mayores problemas de salud a los que puede enfrentarse un caballo en verano y en la mayoría de las ocasiones tiene su origen en una deshidratación, por lo que es fundamental que seamos muy estrictos en lo que se refiere al aporte de agua limpia y fresca a nuestros caballos. Los bebederos, además, deben estar siempre en las mejores condiciones; todos los días debemos revisar su buen funcionamiento y limpiarlos escrupulosamente. Si quieres saber más sobre cómo luchar contra los cólicos de los caballos, Covaza editó una serie de vídeos de consejos útiles en colaboración con expertos de referencia en salud equina: Ver Videos

Más Consejos veterinarios y nutricionales para cuidar a tu caballo en verano:

Ver: Contra los cólicos en verano: consejos veterinarios y nutricionales para cuidar a tu caballo

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